Verónica, de origen gaditano, llegó al Bierzo después de curtirse con Álvaro Palacios y Daphne Glorian en Priorat y en bodegas legendarias como Domaine de la Romanée-Conti o Domaine Combier en Crôzes-Hermitage. Verónica también estuvo trabajando junto a Raúl Pérez y en el 2010 fundó su bodega en Valtuille de Abajo. Allí elabora 6 vinos; de Cobrana (Kinki y el homónimo Cobrana) provienen dos parcelarios mientras que Roc esta hecho a partir de dos viñedos con suelos arenosos, VO de las secciones más bajas de los viñedos de ROC y Quite, el vino de la casa, de diversos viñedos. También elabora un godello a partir de un viñedo plantado sobre una suelos calcáreos, algo poco común en el Bierzo. CAL es un vino vertical y afilado con un carácter singular que se aleja de los godellos de la región.
Verónica trabaja en orgánico cinco hectáreas de viñedo viejo compuesto fundamentalmente por mencía, con un poco de palomino, garnacha tintorera, merenzao o valenciana. En la elaboración busca equilibrio y transparencia, así como mostrar el lado más elegante del Bierzo. Para ello utiliza una combinación de ánforas, barricas viejas y depósito. Todos los vinos se fermentan con levaduras autóctonas y las dosis de sulforóso son mínimas. Una de los aspectos más emocionantes de este proyecto es su aventura en Cobrana, un pueblo limítrofe al norte de la denominación que llega hasta los 850 metros altitud y donde la maduración es mucho más tardía. Allí, a pesar de ser la última sección que se vendimia los vinos resultan más fluidos y con menos graduación alcohólica. Los vinos de Verónica son una de las expresiones más matizadas y delicadas del Bierzo.
