Beaujolais es uno de los viñedos más fascinantes y pintorescos de Francia. Sus onduladas colinas recubiertas de viñas y sus pequeños pueblos lo hacen un destino único dentro de las regiones vitivinícolas de Francia. La región cuenta con una gran extensión de vid y especialmente con una importante superficie de viñedo viejo en vaso. Algo que cada día es menos común en Francia. Gran parte de la denominación solo permite la etiqueta de Beaujolais genérico, pero al norte se encuentran diez comunas subdivididas bajo la designación de Cru, la categoría más alta de la clasificación territorial de Beaujolais. Estas diez sub-zonas son el claro ejemplo de que Beaujolais es capaz de producir vinos accesibles pero con una tipicidad y carácter únicos.
Situada en el corazón de Morgon, uno de los Crus más celebrados de la región se encuentra la bodega Marcel Lapierre. Pocos se imaginaran al pasar por delante de la humilde bodega que fue ahí donde empezó el movimiento de los vinos naturales tan pertinente hoy. Marcel Lapierre heredó en 1981 la bodega familiar y poco después bajo la enseñanzas del enólogo y químico Jules Chauvet decidió cambiar radicalmente, tanto en bodega como en el viñedo, sus métodos. Pronto otros legendarios bodegueros como Jean Foillard, Jean-Paul Thevenet y Guy Breton se unieron al movimiento. Recuperar el viñedo viejo, no añadir ningún pesticida ni fertilizante químico, seleccionar la uva en bodega y añadir dosis mínimas de sulfuroso fueron algunos de los principios que implementaron entonces. Marcel desgraciadamente falleció en 2010 y hoy le suceden admirablemente con la misma dedicación sus hijos Mathieu y Camille que también han implementado tratamientos biodinámicos al viñedo siguiendo los principios de su padre.
La bodega cuenta hoy con 11 hectáreas de viñedo viejo plantado en vaso sobre suelos graníticos en el Cru Morgon. Los vinos fermentan con raspón entero y se mantienen durante 9 meses en barricas y fudres usados.
