La familia De Miguel lleva vinculada a la viticultura desde hace varias generaciones. Arturo y Kike (del acrónimo de la unión de su nombre nace el de la bodega) se unieron a su padre Roberto de Miguel para continuar con el proyecto de renovar los viñedos familiares. Además, desde hace algunos años, tratan de encontrar y recuperar viñedos abandonados y están haciendo una extraordinaria labor de restauración en. Actualmente trabajan unas 25 hectáreas repartidas en 32 parcelas. Sus viñedos se encuentran entre las orillas del río Ebro y las faldas de la Sierra de Cantabria, a una altitud de entre 400 y 700 metros
Todo el viñedo, incluso el que plantan ellos, esta plantado en vaso y se trabaja tradicionalmente. Muchas de las parcelas que han ido recuperando se están convirtiendo en vinos y a través de esta colección están consiguiendo mostrar la diversidad de suelos, orientaciones y microclimas de la zona de Baños del Ebro. Los suelos varían desde arenisca hasta suelos arcillo calcáreos con escasa superficie orgánica. Todos los viñedos se trabajan en ecológico no certificado.
En la elaboración se despalilla el grano completo y fermenta para todos los vinos en depósito. Para las crianzas utilizan madera de diferentes usos pero formatos grandes que varían desde los 225 hasta los 35 hectolitros. Su objetivo es conseguir vinos autenticos que expresen la naturaleza del paisaje