Una variedad escasísima (procedente de una denominación pequeña aunque de enorme diversidad) y unas viticultura y elaboración respetuosas con el patrimonio de la zona de Arribes del Duero son las claves de Ecléctico, el único monovarietal que elabora El Hato y el Garabato. La puesta en cruz, una uva cultivada a muy pequeña escala, delicada y dotada de personalidad, consigue una acidez natural y un marcado carácter mineral incluso en añadas de calor extremo.
La viña de la que procede está situada en la zona superior de la penillanura de Arribes, a 700 metros de altitud, sobre un suelo muy pobre de puro granito. Esta uva -que se llama rabigato en Portugal- aparecía en la viña vieja en forma de cepas sueltas, en ningún caso muy abundante, por lo que no suelen encontrarse muchos vinos elaborados con ella.
José Manuel Benéitez y Liliana Fernández llevan a cabo dos elaboraciones con la puesta en cruz: Ecléctico Lías y Ecléctico Barrica. El primero se convierte en una expresión directa de la variedad: fermentación espontánea en depósito, permanece sobre sus lías 8 meses y después se lleva a barrica sin clarificar y sin filtrar. En Ecléctico Barrica, la fermentación y la crianza de 9 meses se lleva a cabo en barricas de roble francés.
Después de formarse y trabajar en Portugal, California y Australia -entre otros lugares- José Manuel y Liliana decidieron volver al pueblo de sus abuelos en Arribes para trabajar y recuperar pequeños majuelos de viejos viñedos. Hoy trabajan 8 hectáreas repartidas en 20 parcelas en distintos lugares de la denominación, que tiene 272 hectáreas inscritas y de la que forman parte 47 municipios de Salamanca y Zamora situados en un entorno único de paisajes privilegiados.
Muchas de estas pequeñas parcelas, que rondan entre los 80 y 120 años, se plantaron en su día para consumo personal. La mayoría están coplantadas con variedades locales, muchas poco comunes, como juan garcía, bruñal, bastardo, rufete, tinto geromo, mandón (tintas), doña blanca y puesta en cruz (blancas).