Elaborado con 6 variedades de uva tinta y 5 de uva blanca, Rosete (ya lo dice su etiqueta: no es rosado ni clarete) es un vino tinto. Aunque lo primero que nos pueda venir a la cabeza es que se llama así porque es el resultado de la colaboración entre Roseta Míguez y Cume do Avia, lo cierto es que “rosete” es el nombre que han recibido de forma tradicional en O Ribeiro los vinos con poca graduación, poca extracción y poco color que se hacían en los lagares de piedra y se bebían a diario. De este modo, Rosete sirve como homenaje a esos viticultores que conservaron variedades autóctonas gracias a aquellas cofermentaciones.

En este vino conviven mencía, caíño longo, brancellao, sousón, ferrón y carabuñenta o touriga nacional junto a treixadura, loureira, lado, caiño blanco y albariño. Para su elaboración, empiezan a cofermentar las tintas, con un porcentaje de raspón de un 20% aproximadamente y, en plena fermentación, se añaden las blancas. Tanto la fermentación como la crianza, durante 7 meses, se llevan a cabo en un depósito de acero inoxidable, y el vino, una vez embotellado, reposa otros 6 meses en la bodega.

Roseta Míguez trabajaba como técnico de viñedo en una cooperativa cuando oyó hablar de Cume do Avia y su atractivo proyecto de viticultura ecológica: fue a conocer su trabajo, le gustó hasta el punto de quedarse aquella vendimia y desde entonces (fue en el año 2017) colabora con ellos elaborando Rosete. 

En la zona de Eiras dos Mouros, donde están situados los viñedos de Cume do Avia, predominan los suelos de granito descompuesto y algo de arcilla. Todos los viñedos -tienen plantadas hasta 14 variedades autóctonas- están situados entre 290 y 350 metros de altitud.