Bodegas Guímaro es uno de los nombres claves en el salto de los vinos de la Ribera Sacra a la escena mundial. El trabajo de Pedro Rodríguez al frente de la bodega familiar en los últimos tiempos ha provocado que vinos como Finca Pombeiras o Finca Capeliños estén entre los más codiciados. La filosofía de Pedro y de Guímaro se basa en la tradición, desde el comienzo han tratado de recuperar viñedos y parcelas donde las variedades locales se encuentran en las mismas proporciones que fueron plantadas. La capacidad de Pedro para representar a la perfección las características del terruño y la uva vuelve a destacar en las dos últimas adiciones de su proyecto: San Pedro y Mundín.
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Estos vinos son el reflejo de dos realidades diferentes que se viven en las cuencas de los ríos Sil y Miño, los principales dentro de la Ribeira Sacra. Estas diferencias en los tipos de suelo, la climatología, la inclinación… son las que han motivado a Guímaro a elaborar dos vinos, opuestos en origen, pero muy similares en la forma que son tratados en bodega.
La idea es poder respetar las peculiaridades de cada parcela para que las diferencias que hay entre ambas resalten lo máximo posible. San Pedro, es el vino que elaboran en los viñedos situados en la cuenca del Sil, su nombre viene dado por la zona en la que se encuentran, San Pedro de Baños. El suelo, que tiene poca profundidad, está formado por pizarra en la que encontramos betas de cuarzo, hierro y mica. Estas cepas, mayores de 65 años, están plantadas en pendientes de gran inclinación y son en su mayoría mencía, aunque encontramos alrededor de un 20% de otras variedades como brancellao o garnacha.
Mientras tanto, Mundín se elabora a partir de viñedos de unos 60 años que encontramos alrededor del rio Miño, en la zona de Santa María de Nogueira donde los suelos son graníticos y más profundos. Las vides son de mencía en su mayoría, pero también hay otras variedades al igual que en la parcela de San Pedro.
En ambos vinos la vendimia se hace manualmente, en cajas y seleccionando las mejores uvas. Después, el vino fermenta con un 40% de raspón y tiene una crianza 18 meses en fudres ovales de 3.000 litros
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