Las recomendaciones escogidas para mes de Julio, son dos botellas que sin ninguna duda representan a la perfección el terreno en el que se cosechan las uvas, y sobre todo, hacen justicia al inmenso trabajo que esconden las bodegas en las que se elaboran los vinos, tanto Elisabetta Foradori como Carmén Perez son dos viticultoras que han creado tendencia en sus respectivas denominaciones, sin olvidar nunca sus raíces. Estos dos tintos, son el reflejo de la constancia y el talento que tienen sus elaboradoras, sumado al potencial insaciable del terruño y los altos estándares de calidad que guían todas sus decisiones
Villota, Viña Gena
Los creadores de Villota son herederos de una saga de viñadores e ingenieros agrónomos. La cara visible de este proyecto es Carmen Pérez Garrigues, viticultora y propietaria de Villota. Carmen es nieta de Ricardo Pérez Calvet y regresó a la Rioja Alavesa en el año 2004 con el objetivo de asumir un nuevo reto dirigido a la nueva generación de aficionados al vino, pero sin perder la identidad familiar.
Los viñedos de este proyecto se encuentran sobre tres terrazas rodeadas por sotobosques situadas entre 400 y 420 m que descienden hacia el río Ebro. En total trabajan 97 hectáreas en las que las uvas tradicionales de la región (Tempranillo, Garnacha, Mazuelo, Graciano, etc.), tienen el mayor protagonismo.
Todos los vinos de Villota proceden de una sola finca situada junto a un gran meandro del río Ebro a través de la cual se consiguen vinos de una calidad muy constante, cuentan, además, con 4 parajes certificados como Viñedo Singular por la D.O.Ca. Rioja desde 2019.
Viña Gena es uno de los vinos más exclusivos de Villota, del que se elaboran apenas 7.000 botellas por añada. Procede además del paraje más antiguo de la casa, plantado en 1930 y nombrado en honor a Doña Genara Villota. Tras una añada buena de marcada influencia atlántica, y un afinado en depósito de hormigón, se obtiene un tinto con buen volumen, equilibrado, elegante y de gran persistencia.
Elisabetta Foradori, Morei Teroldego
Elisabetta Foradori es todo un ejemplo de tenacidad y determinación en el mundo del vino. Su forma de trabajar, su empeño por darle a la uva teroldego el reconocimiento que se merece ha convertido a esta bodega en una especie de denominación de origen en sí misma. La bodega fue fundada a principios del siglo XX por el abuelo de Elisabetta, posteriormente su padre trabajó el viñedo y en 1984 ella cogió las riendas de la enología y recondujo el proyecto. Desde entonces el trabajo de Elisabetta y su equipo han convertido a esta bodega en una referencia de la enología y la sostenibilidad. La bodega está situada en Mezzolombardo un pequeño pueblo situado en Trentino, al noroeste de Italia entre las Dolomitas.
La Azienda Agricola Foradori comprende 28 hectáreas donde el 75% lo ocupa la teroldego, 15% manzoni bianco, 5% nosiola y 5% pinot grigio. La teroldego está plantada en los suelos granítico-calcáreos en la cuna de los valles mientras que las blancas están plantadas sobre suelos arcillo-calcáreos en pendientes. Los vinos de Elisabetta resplandecen porque detrás de ellos hay treinta años de trabajo exhaustivo, de experimentación y de decisiones bien fundamentadas en torno a la búsqueda de la mejor y más pura expresión de sus viñedos.
